Evalúa el riesgo perioperatorio de eventos cardiovasculares.
Antes de una cirugía, hay una pregunta que siempre vuelve: ¿qué tan preparado está el corazón de este paciente? No es un detalle menor. Es seguridad. Es prudencia. Es buena práctica clínica.
El Detsky Score sirve para eso: estimar el riesgo cardíaco preoperatorio en cirugías no cardiacas. No reemplaza tu juicio ni la valoración completa. Solo pone los números en su sitio y te da una referencia clara para conversar, planificar y decidir.
Porque la intuición es valiosa, pero los datos la ordenan. Y porque, en un pasillo lleno y con tiempos ajustados, necesitas algo directo. Sin vueltas.
Piensa en el Detsky como un “mapa de ruta”. No te dice exactamente qué hacer, pero sí si el camino parece despejado o si conviene reducir la velocidad.
Sin entrar en tecnicismos ni listas interminables, valora elementos que sabemos que importan: síntomas o antecedentes de isquemia, eventos cardíacos recientes, hallazgos clínicos significativos, tipo y urgencia de la cirugía, edad y capacidad funcional. Lo que mirarías igual en una buena anamnesis. Solo que aquí, sumado y ordenado.
Paciente de 72 años con dolor crónico de cadera. Cirugía programada. Antecedentes de angina estable y ECG con cambios antiguos. Capacidad funcional limitada: apenas puede subir un piso. El equipo pregunta: “¿Hospital de día o mejor ingreso y monitorización?”
Se calcula el Detsky. Resultado: riesgo intermedio. No es pánico. Tampoco “adelante sin mirar”. Deciden optimizar, ajustar analgesia, coordinar vigilancia postoperatoria y confirmar plan con anestesia. La cirugía va bien. La recuperación, también. ¿La clave? Un número que ordena la conversación y alinea al equipo.
Es una herramienta. Como el estetoscopio. Útil cuando la usas con intención.
Si ya usas otras escalas o guías, perfecto. El Detsky convive bien con ellas. Puedes combinarlo con la valoración de capacidad funcional (METs), índices revisados o protocolos locales de evaluación preoperatoria. No compiten. Se complementan.